La situación sanitaria global producida por la pandemia del Covid-19 nos ha llevado a todos a recluirnos en nuestros hogares de forma obligatoria y sin una fecha clara de salida. Este escenario tan atípico, lleno de cambios e incertidumbre, ha podido llevarnos a un desequilibrio emocional sin no contamos con una regulación básica de las emociones. Es en este desequilibrio donde las personas más frágiles como los drogodependientes buscan evadirse y utilizan su mecanismo de defensa que son sus adicciones.

Según el Instituto Castelao, los motores de riesgo que pueden desatar estas recaídas son: el estrés, el tedio, la frustración, la ansiedad o el temor a lo desconocido.

«Se ha demostrado en diversos estudios que el estrés -concretamente, la mala gestión del estrés-; supone un factor importante en el mantenimiento o la recaída en una adicción. Al mismo tiempo, muchas personas recurren a las drogas para atajar la ansiedad o la presión que causan las situaciones conflictivas en sus vidas.

En el caso de individuos en procesos de tratamiento de recuperación o de abstinencia, exponerse a vivencias estresantes resulta peligroso o arriesgado. Estas situaciones provocan que se remuevan los mecanismos de defensa del adicto, que consume para evadirse de la realidad. No en vano, toda recaída señala una situación de estrés mal gestionada; donde el deseo compulsivo por consumir genera ansiedad y, por supuesto, indica también no haber seguido las pautas del tratamiento de recuperación.»

Sin embargo, el Instituto propone una serie de consejos para poder sobrellevar la situación del confinamiento, tales como:

  • Mantener una actitud positiva
  • Manejar las emociones (ayuda terapéutica, grupos de apoyo, mindfullnes, relajación, etc.)
  • Comunicación continua con amigos y familiares
  • Desarrollar la resiliencia (habilidad de adaptarse a cualquier situación)
  • Mantener una rutina diaria
  • Dedicar tiempo a las aficiones
  • Evitar recibir demasiada información

Esta situación tan nueva supone en la mayoría de las personas una fuente de estrés, miedo y frustración al no conocer el origen ni la solución a la enfermedad, y en mayor medida en las personas drogodependientes. Sin embargo, se nos presenta como la oportunidad perfecta para aprender a superar las adversidades y seguir adelante.

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