Debido a su gran experiencia en el piso, Antonio quiso continuar colaborando como voluntario una vez graduado del programa de rehabilitación. Él vivió durante su proceso en Hontanar la estancia como piso de acogida y al final de nuevo otra estancia como piso de reinserción.
Del mundo de la heroína y la coca se puede salir, y prueba de ello son algunos de nuestros chicos graduados. Traemos a estas páginas el testimonio de Antonio de la Cruz que recaía en nuestro piso en 2003 para iniciar el programa terapéutico de Proyecto Hombre. Ya lo intentó en el centro evangélico de “fremat” y de ahí es cuando le derivaron a nuestro piso. En aquella época Hontanar se dedicaba a la primera fase de acogida que duraba muy poco tiempo, de hecho, Antonio sólo estuvo mes y medio para pasar después a la comunidad de Ugena en Toledo para salvar la parte de comunidad. Curiosamente en ese tiempo de estancia en la localidad toledana, Hontanar se transformó en centro de reinserción, y Antonio volvió de nuevo a nuestro piso para continuar su proceso. Después de dos años más consiguió trabajo dejar dinero en Entrevías lo que le valió para independizarse y comenzar una vida plena.
Vive con su mujer en la localidad de Rivas y está totalmente integrado en la sociedad como uno más, hasta el punto de que, agradecido por la experiencia, decidió continuar vinculado a nosotros: “A los seis meses, me planteé colaborar como voluntario ya graduado y así echar una mano a estos chicos, conocer a los voluntarios y al equipo coordinador pues son muy cercanos. Destaco la proximidad y la humildad en el piso.
Tuvo además una fase con la metadona que también nos relata: “Con la metadona a mí me vino bien, pero otros piensan que es otra droga. La cuestión es salir de este pozo como sea y si con la metadona lo consigues pues no lo veo mal”.
“La libertad de cada uno para elegir te la dan, y luego es cuestión personal querer y poder”
“He sacado de positivo que se puede cambiar la vida. Cuesta mucho pero luego merece la pena y recuerdo con gran cariño el día que salía del piso ya rehabilitado a mi nueva vida. Era la época cuando dirigía el piso Blas y fue muy emocionante. Fue sin duda como volver a nacer”. “Recomiendo Hontanar para que lo conozca más gente y ellos mismos; cuando tengan la experiencia podrán valorar y es muy interesante. Cada uno que saque sus conclusiones”.
Para terminar, expresa su deseo de que el piso siga siendo útil a otros. “Sin duda salir de ese encierro es muy difícil, pero hay que quedarse con los que hemos podido, y los que no, pues qué se le va a hacer ya que la libertad de cada uno para elegir te la dan y luego es cuestión personal querer y poder”.