Soy voluntaria del piso Hontanar desde hace unos dieciséis años. Para empezar, diré que Hontanar está constituida como sociedad dedicada a la acogida de chicos con problemas de adicciones que llegan derivados de otros centros terapéuticos y tienen que seguir tratamientos personalizados dirigidos por dichos centros. La venerable orden de franciscanos TOR, viendo las muchísimas dificultades que hay en la vida de estos chicos, dedicó hace ya muchos años un piso del edificio donde viven a esta labor para que los chicos pudieran residir y recibir la ayuda necesaria, siendo independientes en sus tratamientos y problemas, pero al mismo tiempo viviendo como en familia.

“Procuramos que cuando los chicos llegan a casa de sus terapias se sientan acogidos con cariño”

En el piso viven en grupos de seis o siete, y deben llevar un proceso de organización, empezando desde cero a fortalecer su voluntad, ordenar su vida, retomar la vida familiar, y así ir abriendo camino para salir de la difícil situación en que se encuentran. A todos les cuesta llevar una vida ordenada, y para que esto les sea más fácil tienen su día a día controlado con una programación semanal que ellos mismos hacen y que se comprometen a cumplir. Esta es la forma de acostumbrarse a fijarse un orden y a ir fortaleciendo su mente. Aunque es difícil, el que lo quiere de verdad lo consigue. Son muchos casos los que han pasado por Hontanar y han salido contentísimos.

¡Vale la pena! Saben que les costará mucho tiempo, pero no importa. “Lo conseguiréis”, les decimos nosotros.

Hontanar lleva ya muchos años comprometida con esta misión de ayudar a personas que sufren alguna adicción y no se ven capaces de superarla por sí solos. Encuentran muchos problemas, pero el equipo de voluntarios de Hontanar ayuda en todo lo que puede tratando de mitigar sus dudas, acogerles con cariño y respeto, preocuparse por sus problemas, y en definitiva hacer que se sientan como en familia. Con el entusiasmo que le caracteriza y con el amor que pone en ello, Hontanar va consiguiendo su meta que es ayudar a estos jóvenes a reconducir su vida saliendo de su problema. Hontanar siempre será reconocida por su buen hacer hacia los demás porque trabaja con sencillez, amor y acogida, que son los pilares que ha escogido para sostenerse y seguir extendiendo su obra.

La labor de un voluntario no es meterse en los problemas de la vida de estos jóvenes. Como seles puede ayudar es haciéndoles ver que no es tan difícil resolver cosas que ellos así las sienten, o que deben prestar atención a cosas que pueden perjudicarlos pero que para ellos son simplezas. Y siempre se lo sugerimos sin discusiones, con cariño y naturalidad. Los voluntarios estamos para atenderles en lo que necesiten, acompañarlos y animarlos para que se sientan esperanzados en conseguir su objetivo. Procuramos que la vida en el piso sea agradable y acogedora, y que cuando los chicos llegan a casa de sus terapias se sientan acogidos con cariño.

Me alegra muchísimo haber conocido Hontanar, pues siento que aquí me he hecho mejor persona. Al principio pensaba que no iba a ser capaz y sin embargo ahora es una parte de mi vida. Esta labor ayuda a conocer mejor a la persona, sus valores y miserias, y compartir cosas que de otro modo ni se me hubiesen ocurrido.

Casi siempre estamos con dificultades económicas. Ahora además nos han retirado muchas ayudas y Hontanar se va manteniendo con donativos que recibe de instituciones religiosas y particulares, por lo que se ve que a Nuestro Señor le es agradable esta obra porque su mano siempre está patente y que gracias a Él y a su misericordia Hontanar se va sosteniendo.

Pido a Dios que ilumine a estos chicos en su camino para que consigan lo que tanto anhelan: llevar una vida.