El tabú que pesa sobre las drogas se ha agravado aún más durante la pandemia. Pero lo cierto es que las adicciones han gozado de buena salud en esta crisis. Y así, en perfecto silencio, el covid-19 se ha cebado en las personas más vulnerables. Jóvenes, población reclusa o personas sin hogar han sufrido especialmente los efectos de esta tormenta perfecta. Si además hablamos de mujeres y adicciones, la exclusión da otra vuelta de tuerca.